A veces te has preguntado porqué dentro de ti hay algo que no queda satisfecho con la información con la que nos llenan a diario, de quiénes somos, qué propósito tenemos aquí en esta existencia y de todas las teorías que se encuentran en todo este planeta; pues bueno, a mi también me pasó lo mismo y lo más interesante es que cuando empieza esa voz interior no dejas de “buscar” explicación, claro que en ocasiones la información llega hilando otra anterior y así sucesivamente, para ir formando la cadena que nos ayudará a comprender todo ésto, a entendernos, a encontrarnos, que es lo más lindo e importante que debemos hacer para poder llegar a la unión con El Todo.

Por todo esto y muchos más, quiero compartir con todos la información que de alguna u otra manera me ha llegado.

jueves, 12 de enero de 2012

El mundo en que vivimos es un mundo de efectos. El mundo de las causas verdaderas permanece oculto. Cuando hayamos logrado penetrar en él será porque finalmente nos habremos convertido en magos.”
¿Quién soy? ¿Ha habido alguna vez, desde que el mundo existe, algún hombre que supiese responder correctamente a esa pregunta? Soy el ruiseñor invisible que está en su jaula y canta. Pero no siempre vibra cada alambre de la jaula cuando canto. ¿Cuántas veces he tratado de que repercutiera en ti una canción para que me escucharas? Pero estuviste sordo toda tu vida. Ninguna cosa del universo te fue siempre tan cercana y privativa como yo, ¿y me preguntas ahora quién soy? El alma propia resulta tan ajena para algunas personas, que caen muertas en el momento de contemplarla, pues ya no la reconocen y se les presenta desfigurada como una cabeza de Medusa; adquiere la faz de las acciones indignas que han cometido y de las que temían secretamente que hubiesen podido manchar sus almas. Sólo podrás oír mi canción cuando tú también la cantes. Quien no escucha la canción de su alma es un pecador, un pecador de la vida, un pecador contra los otros y contra sí mismo. Quien está sordo, también está mudo. Inocente es aquel que escucha siempre la luz del ruiseñor, aun cuando haya dado muerte a padre y madre.
                                                                Gustav Meyrink, “La noche de Walburgis”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario